domingo, 5 de diciembre de 2010

Aunque no parece, siempre te di lo mejor.

Lo admito, porque es la mayor verdad del mundo: no soy perfecta.
Admito, incluso, que soy la persona más imperfecta de todos los que me rodean. Admito que estoy llena de defectos y de pocas cualidades. Admito que muchas veces soy borde y no me importan los demás. Admito que a veces sólo me gusta estar en silencio pensando, y que no te merecías que te gritara para que te callaras. Admito que me enfado si me interrumpen, pero que interrumpo siempre. Admito que soy cabezota e infantil. Admito que sólo creo lo que quiero. Admito que soy arisca y cortante. Admito que sólo yo quiero tener razón. Admito que nunca te traté como te merecías. Y admito que te quise poco para lo que debía quererte.


Pero también admito que aunque te quise poco, me dolía quererte tanto. Además, qué será de mi cuando ni siquiera recuerdes ya mi voz. Lo admito, me acostumbré a vivir por vos, admiti vos ahora que de eso sí que no te diste cuenta.

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