sábado, 4 de septiembre de 2010


Para que sea menos doloroso, me anestesié el corazón con mentiras. Para seguir viviendo, traté de olvidar que tú también me olvidabas. Para no tenerle miedo a la soledad, imaginé que todavía estabas. Para poder seguir, respeté mis decisiones y con dolor, acepté el final que
yo misma decidí.

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